Soy él y no soy nadie.

Soy la caída lenta de tus párpados,

el paseo de tu lengua,

por la dulce comisura de tus labios

Soy el tímido desvío de tu cuello

tu sonrisa, trazada tras la esquina,

soy quien agita tu cabello,

a bocanadas de palabras que desvirgan

Soy el membrete de tus piernas

una gota fría en tu espalda,

soy dedos traviesos por tu nuca,

y ese mechón atrapado, por el sudor de la lujuria

Soy lo que recuerdas sin palabras

lo que describes con suspiros,

soy quien declina tu balanza

en esta fina cuerda, entre dos abismos

Soy el olvidado y el perpetuo

soy él y no soy nadie

soy quien aspira al todo

y se queda en un rostro

Tan solo…

Tan sólo,  como el que sueña con deseos de tinta

como el que enloquece, descifrando tu figura

Tan sólo, como el que no para de mojarse y nunca se calienta

como al que le vale la escarcha de su propio eco, y con el se abriga

Tan sólo, como el folio que me alivia

tan sólo, como esta pluma sin tinta

tan sólo, como una primavera sin poesía

tan sólo, como un poeta sin su musa.

Simón vidal Ferrandis


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