Ignórame,
y mírame a los ojos
miénteme,
y dime la verdad
Sedúceme,
y dime que me has olvidado
y con la mejor de tus sonrisas
astíllame el pasado
Bésame,
y dime que no me quieres a tu lado
escúpeme,
y arráncame los labios
Senténciame,
en la alcoba de tus piernas
y no dejes de susurrarme
que esto se ha acabado
Provoquemos el diluvio
de este amor amargo,
y fundámonos en los espasmos
de indagar en el pecado
Y cuando nuestros cuerpos, evaporen el ardiente cianuro
y exhaustos, nos rindamos al placer
tan solo quedarán dos fríos cuerpos abandonados
sobre las infectadas sábanas, de los que fuimos ayer.
Simón Vidal Ferrandis