Recuerdo aquel poema
que escribía tu columna
sobre las cálidas curvas
de tu sombra ya desnuda
Recuerdo la humedad
que nos chivaban los cristales
condesados en una levedad
de gotas placenteras triviales
Recuerdo las batallas
de las lenguas furtivas
y los labios que me arrastraban
a perderme en tu saliva
Me convertí en la vela
que se derretía en tu presencia
con la llama de tu estela
congelándome en tu ausencia
Y como un adicto
sigo esperando tu perfume
para que vuelvas a hacerme añicos
y mi dolor se esfume
Simón Vidal Ferrandis