Todavía no eres consciente
de la sonrisa del destino
con esa ignorancia radiante
de reojo te describo
Y tal vez sea un loco
un demente o iluso
que enmudece por descuido
al provocar el roce de tus muslos
Pero cuando nuestros codos se alcancen
no habrá héroe ni verdugo
que impida este viaje salvaje
de lo superfluo a lo profundo
Y tal vez nuestros ojos no se casen
y nunca convirtamos el sonrojo en beso
tal vez nuestras manos no se aten
y no logremos ser eternos
Pero yo me conformo con los versos
que me evoca tu perfume
y feliz me quedo inmerso
en lo romántico de lo imposible.
Simón Vidal Ferrandis