Soy adicto a las camas desechas
a los olores que evocan alaridos
a retorcerme en tu cabeza
a desaparecer aunque no este permitido
Soy adicto a las miradas de reojo
y a las que desnudan
a permanecer impasible ante el sonrojo
de las frases que se ocultan
Ser el que te despeina
el brillo de tu sonrisa
el temblor de tus piernas
la razón de tu mirada perdida
Y enloquecer entre sábanas arrugadas
esas que esconden tus pícaros deseos
resurgir entre las llamas
del infierno de mis besos
Y ser un mordisco en tu vida
tu necesidad más primitiva
ser tu sustancia prohibida
tu pecado escrito en cursiva.
Simón Vidal Ferrandis