Cuando la tristeza llega al olfato
y las fosas nasales ennegrecen
todo queda sentenciado
bajo nubes negras que enmudecen
Con llamas ardientes y vivas
provocadas por fríos corazones muertos
tan solo una «x» es sus listas
y millones de vidas al descubierto
Con animales desolados
que buscan refugio entre cenizas
son seres vivos arrastrados
a sus llantos de savia y resina
En estos grises desiertos
la verdad no es bienvenida
se especula con sentimientos
convirtiendo en oro la tierra prometida
Y no existe rabia, dolor ni odio
como el del ser vivo despojado
ni grito, clamor o alarido
como el del pueblo desterrado
¡Ya no danzarán cabellos al viento!
ni los troncos se erguirán desde el suelo
es tiempo del cemento
que destruye destruyendo.
Simón Vidal Ferrandis