Solo te pido que no despiertes
el escalofrío devastador de mis mareas
solo te pido que no me despojes
de mis tenues y leves muecas
Que asumas ser el cauce
de estas indómitas aguas
y poder silenciar tu rabia
mientras nuestras salivas fraguan
Solo te pido que me des la mano
esa que antes escondía en mis vaqueros
y que ahora voy ondeando
a ver si por casualidad rozo tus dedos
¡Que ya encontré una terraza soleada!
donde me sirven tu piel en una bonita taza
pero sin tus hermosas carcajadas
se quedan sosas las tostadas…
Tal vez es un sutil adiós
o un ingenuo quédate
o tal vez es un miedo atroz
a que todo vaya bien.
Simón Vidal Ferrandis